viernes, 22 de octubre de 2010

Ardilla







El domingo pasado Claudia y yo recorrimos en coche una ruta interior del bosque que parte del castillo de Arenas y llega a los cortijos de Prados Bajos, dentro del término municipal de Campillo de Arenas. Dos horas de camino hasta llegar al rio Valdearazo. Un bosque que cubre el Barranco Monasterio y una impresionante finca forestal que es continua hasta el pantano Quiebrajano. Son miles de hectáreas de pinos, encinas, enebros, romeros y tomillos. Son profundos valles y, de vez en cuando, grandes riscos de piedra, extensas zonas de pinos de repoblación forestal con monte autóctono de encinas y monte bajo.
Y en el camino la sorpresa que más nos alegró el día: las ardillas. Dos de ellas se nos cruzaron delante del coche. Creía que habían desaparecido de estos bosques, por lo que nos sentimos muy contentos de este reencuentro.
Al final el riachuelo, con aguas limpias, en el espacio más abierto de Prados Bajos. Las viviendas abandonadas, a pesar de verse que han sido rehabilitadas no hace muchos años.