domingo, 5 de septiembre de 2010

Arrendajo común


Estaba esta mañana sentado en el escalón de entrada a la cabaña, recién levantado, poniéndome las zapatillas, cuando se posó en el peral más cercano. Llegó muy ruidoso y con más ruido se marchó rápido. No suelo verlos ni oirlos mucho, aunque es una especie habitual de estos parajes. Tal vez la razón sea la disminución de árboles frutales.
No sé si tan temprano iría en busca de los higos o las peras.
Es de la familia de los córvidos. Vive y cria en los bosques. Come de todo, incluso bellotas, que le gusta guardarlas en agujeros de árboles para el invierno. Lo peor es que también está dispuesto a comer huevos y polluelos de otras aves.